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Living an intentional life

  • Foto del escritor: slowlivingproject
    slowlivingproject
  • 1 abr 2020
  • 4 Min. de lectura

VIVIR CON INTENCIÓN.


Como en muchas familias peruanas, los padres suelen decidir por los hijos que carrera seguir y en qué universidad estudiar, pues, ése fue mi caso. Ingresé por la pre a la carrera de Ciencia Política, cuando desde mi infancia pensé que lo mío era el Derecho. Confundida pero entusiasmada por los temas que englobaban esta carrera casi olvidada para la universidad y la ciudadanía, opte por redimirme y aceptar con optimismo mi ingreso en los mejores puestos. Decidí comprar libros y nutrirme de la política en sus inicios, nacional e internacional. Mi entusiasmo era impresionante al inicio de cada clase, con ganas de aportar, de esclarecer mis dudas y quedar asombrada por todo lo que me enseñaban los buenos profesores.


Sin embargo, este entusiasmo fue bajando cuando el estudio de la ciencia política se volvió un ambiente politiquero, donde reinaba el favoritismo, las argollas, el quitar legitimidad a las capacidades de las personas sólo por sus preferencias políticas, las artimañas de desprestigio y falta de profesionalismo, fue mostrando la verdadera cara de la ‘’política’’ que se manejaba en la carrera, en el centro de estudios y en sus funcionarios.


Estos acontecimientos no eran parte de mi formación, era todo nuevo para mí y a mi corta edad, vivir de las truchadas de las personas, no saber en quien confiar, escuchar calumnias, envidias y la falta de clases porque solían faltar los profesores, causo en mí un rechazo agobiante que terminó casi en romper con mi esencia pacifista y mediadora, mi consciencia se vio tan afectada que los cuadros de estrés se apoderaban de mi cuerpo causándome migrañas intensas. Pues mis intentos por reclamar y exigir una buena calidad de enseñanza eran en vano. Muchos compañeros vivían redimidos y silenciados simplemente aceptando que es así y deben amoldarse, mientras otros si renegaban y armaban su lucha con justa razón.


Fue así que bajo presión familiar, viví muchos años en automático, tolerando tanta injusticia y opresión, pensando que debía estudiar para conseguir un trabajo que me asegurara formar parte del sistema, para así conseguir seguridad económica. Por mucho tiempo viví batallando y tratando de hallarme en una carrera y en un ambiente que no me llenaba del todo ni me permitía lograr un cambio sustancial que era lo que anhelaba mi yo interno, cansado e intolerante ante tanta injusticia.

Me tomó mucho tiempo tomar las agallas necesarias para romper con esa cadena que cada vez pesaba más, cada vez se hacía más difícil socializar con personas que al ver que no estas de su lado o no formas parte de su pensamiento, te toman por traidor o no merecedor de confianza. ¿Pues, que confianza podía irradiar si no me interesaba entrar en sus jueguitos de política? El simple hecho de tener que llevar cursos que trataban temas nacionales que en la realidad ninguno lograba un cambio sustancial, me agobiaba. El sólo pensar en ir al centro de estudios y lidiar con personas que paran a la defensiva y con malicia (no todos) me causaba migrañas, el tener que pisar el centro educativo me causaba mareos y náuseas. El ambiente se volvió simplemente tóxico para mi sistema nervioso y emocional.


Después de por fin terminar ese ‘’martirio’’ que se volvió el tratar de construir una vida que no era la que me llenaba, decidí darme un tiempo para mí. Para encontrarme y para decidir en base a mis fortalezas y mi personalidad, la carrera que hoy en día me ha abierto las puertas a la autorrealización.


Gracias a la vida, a la genética y a la formación en casa, siempre fui consciente de mi carácter temperamental y de mi capacidad para organizar y delegar, por lo que no me fue difícil escoger la carrera de Gestión Comercial.


Desde entonces vivo sintiendo que cada vez me identifico más con mis compañeros de curso y amigos de carrera, pues la sinergia mental que compartimos y con la que nos relacionamos en cada tarea y actividad, me hace darme cuenta que la vida nos quita de situaciones para ponernos en el camino correcto, con las personas correctas.


Y son por estas experiencias de vida que hoy en día me permito vivir en una filosofía basada en la INTENCIÓN.


Por lo tanto me pregunto: ¿Qué es vivir con intención? ¿Acaso no vivimos intencionalmente todos los días? ¿No actuamos a propósito siempre?


Hoy en día puedo afirmar que vivir con intención va más allá de simplemente existir.


Para algunos, reconocer que tenemos un PROPÓSITO de vida muchas veces resulta ser revelador ya que el analizarse a uno mismo para descubrir nuestras pasiones y desarrollarlas es un arduo trabajo de introspección personal.


Durante este largo camino descubrí que dejar de vivir para los demás es el primer paso para la auto liberación. Escuchar mi voz interior y guiarme por la intuición me permitió vivir en armonía con mis decisiones. Además aprendí a vivir en base al amor, a la comunicación, la confianza y a las buenas costumbres, los cuales fueron los pilares para mí desde muy pequeña.


VIVIR CON INTENCIÓN


En base a este relato, puedo concluir que, vivir intencionalmente, es vivir en constante curación, en constante crecimiento y fortalecimiento de las capacidades. El vivir alineado con propósitos personales, profesionales y familiares, donde cada persona cumple un rol importante en su vida social y familiar.


Es por esto que VIVIR INTENCIONALMENTE día a día es posible lograrlo con sencillos consejos:

  • Conectarnos con nuestro PROPÓSITO de vida.

  • Agradecer día a día, y ver en cada despertar una oportunidad más para cambiar y mejorar.

  • Escuchar nuestra voz interior y confiar en nuestra intuición.

  • Creer en TI. Confiar en tus fortalezas y trabajar en desarrollarlas.

  • Crear un ambiente sano, donde la comunicación sea asertiva.

  • Fortalecer nuestros lazos familiares y amicales, confiar en las personas, en aquellas que verdaderamente se preocupan por nuestro bienestar. Ser selectivos pero siempre confiar en que sí hay personas que valoran nuestros sentimientos. Porque confiar sana y expresarnos libera.


Te invito a que me comentes si te pasó una situación similar y como lograste superarla.

Namasté.




 
 
 

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