EMPATHS
- slowlivingproject
- 24 feb 2022
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 3 oct 2022
Dícese de las personas que desarrollan un alto nivel de empatía.
No me había sentido tan encasillada en la vida hasta que un simple diagnóstico me estrelló nuevamente contra la realidad... Así que decidí entender mi enfermedad y con ello, mi vida.
Desde que tengo recuerdos en mi niñez y adolescencia, puedo afirmar que aprendí a leer o sentir las intenciones de la gente.
Me esmeré un tiempo en redirigir su atención hacia otras personas o situaciones para no sentirme el centro del mundo. Como a veces sentía que lo era.
No lograba entender por qué me afectaba más que a otros cercanos a mi, las palabras, los gestos, las miradas...
Supongo que lo reprimí por algunos años posteriores a la secundaria. Cansada de sentirme encarcelada entre mi familia y el colegio, busqué opciones para salir de lo que sabía que me iba a pasar.
Lo soñaba, lo intuía, sabía que no estaba en el lugar correcto -o tal vez si-.
Pues, no tenía los recursos, poder de decisión ni credibilidad para expresarme del todo y convencer sobre lo que intuía. Llamémosle ''deja vú''.
Así que aprendí a guardarme mis emociones y pensamientos en lo más profundo. Con intentos claros de expresión como un pequeño blog o alguna red social.
Con el tiempo fui llamando la atención y comencé a recepcionarla con rechazo. No quería llamar la atención, solo quería vivir mi vida, sin preocupaciones, sin que me importen las personas, sus tribulaciones, sus profundidades. Porque sabía que una vez sumergida no iba a saber salir de la mejor manera. El sentimiento de estancamiento me persiguió durante muchos años pero logré sobreponerme año tras año, día tras día, decepción tras decepción y aprendí a soltar emociones, hasta que en algún momento me solté a mí misma.
Siempre guarde mis ambiciones, mis sueños, mis más sinceros sentimientos por miedo a que los ridiculizaran o los menosprecien.
Fueron pasando los años y aprendi a vivir en automático, por darle el gusto a otros.
No supe leer las señales a tiempo. Pero sabía que algo fuerte se avecinaba.
Fui a la iglesia y le pedí a Dios que me presente a alguien que se enamore por primera vez como yo también lo haría. En algún punto, tal vez lo hicimos, tal vez lo sentimos. Pero éramos muy inmaduros para reconocer el amor y grandeza del otro.
Acabó y no supimos soltarnos, fue torpe, fue doloroso y vengativo por ambos lados.
Pero seguía habiendo amor en las palabras, aún hubo inocencia en los últimos momentos de expresión.
Me deprimí, pero ya estaba acostumbrada a sobrellevar las dificultades de mi vida, con distracciones banales.
En el transcurso me ilusione nuevamente, fue como un rayo en plena penumbra. Volví a sonreír, a encontrar una razón para soportar tanta adversidad. Pero no iba durar...
Tuve un despertar espiritual. Sentí de manera positiva todas mis emociones y todo se fue acomodando como una orquesta hacia lo que había anhelado. Todo lo que había aprendido y guardado como sabiduría personal por muchos años, como sobreviviente, encontraban una manera de expresión.
Todos me apoyaban de alguna manera y nuevamente comencé a bloquearme.
Como si Dios estuviera castigándome por creer en mí y en mis decisiones. Todo se fue desmoronando poco a poco.
Empezaron las desconfianzas, las peleas, los desacuerdos.
Se entrometieron muchas personas. Con mala intención camuflada en ayuda. Porque permití que otros hablaran por encima de mí. Me silencie durante tantos años y parecían enfurecidos porque al fin encontraba mi voz.
Descubrí la verdadera cara de la envidia, los celos, las manipulaciones y el juego de poder en mi entorno.
Mi supuesto compañero comenzó a volverse en mi contra, sometiéndome, amedrentandome y jugando sucio, aliándose con quienes querían hacerme daño y verme caer.
Lo sentí y lloré muchos días intentando que la vida me recoja y me dé fuerzas para salir del hoyo que yo misma había cavado, pero ya no confiaba en las personas, así que me refugie en quien pensaba era el único que podía ayudarme a salir nuevamente. Nuevamente ja ja...
Se esmero en sepultarme como si el logro fuera suyo, como si mis logros y mi verdad fuera un invento suyo. Nuevamente, me mostró la cara de todos a los que había perdonado y había dejado de odiar.
Sus golpes bajos los sentía a flor de piel a cada hora durante muchos días. Me dejó mucho tiempo dudando de mi propia conciencia.
Yo sabía que no era yo.
Una vez más, callé.
Escape con ayuda de mis ángeles y me deje llevar por el sendero una vez más, esta vez con ayuda de profesionales en la salud mental.
Entendí que siempre tuve voz, aunque hayan tratado de silenciarme, siempre tomaron en cuenta lo que decía. De alguna manera importaba aunque no terminaba de entender por qué. Tenía sentido ¿Tal vez?
7 meses han pasado y aún sigo armando el mapa en mi cabeza. Tratando de entender cada error, cada palabra, cada encrucijada en la que me metí.
Cada vez voy soltando más la culpa y acepto la responsabilidad de mi inexperiencia y desconfianza en las personas. Por mis resentimientos, por lo que debía desaprender.
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El caso es que somos muchos.
Los empaths somos como las ovejas negras de las familias, de nuestros amigos, de quienes están acostumbrados a silenciar a quienes expresan lo que ellos no se atreven.
Si, me siento y me reconozco como empath porque no me gusta encasillarme a mí ni a otros en términos médicos que intentan descifrar las mentes brillantes.
No me siento mejor ni peor que nadie, pero reconozco mis diferencias y desde que comencé a sanar mi entorno y a poner mis limites, entendí que debo ser yo la que decide hasta qué punto tolera a las personas, ser dueña de mis decisiones y de lo que me toca vivir.
El camino aún es largo y confuso.
Pero confío mas en que el mundo podrá ser algún día un mejor lugar para quienes hemos desarrollado poderes inconscientes de conexión con otros.
Para quienes entendemos el poder de las miradas, de los gestos, del tacto.
Porque ser empath se siente así. Desde tener la más mínima conexión con las plantas o animales, hasta con los símbolos y las leyes universales.
Dicen que es la era cósmica del despertar de los empaths, porque la lucha constante entre el bien y el mal no ha cesado -y no cesará-. Y mientras existan malas intenciones en las personas, siempre habrá alguien que sepa leer y repudiar esa energía.
El amor es utópico.
Pero para nosotros, es la única manera de sobrevivir.
Vibrar en amor y armonía es la única razón de nuestra experiencia terrenal.
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Escrito el 23 de Noviembre, del 2021.
Publico esto en antelación a lo que me encuentro estudiando y desarrollando como parte de mi crecimiento personal.
Para mayor guía o entendimiento sobre el termino ''empath'' os invito a leer el libro The Empath's Survival Guide de Judith Orloff, MD.

WH, CT. 2022.
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