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Healing the Betrayal

  • Foto del escritor: slowlivingproject
    slowlivingproject
  • 12 feb 2021
  • 2 Min. de lectura

Sanando la traición.


Después de unas cuantas experiencias relacionadas a la traición, en esta etapa de mi vida siento que es sumamente importante saber y reconocer de quiénes nos rodeamos para alcanzar nuestras metas.


Está claro que la decisión es propia, el libre albedrío siempre direccionará nuestra vida.

Pero por qué no hablar acerca de los problemas mentales de las personas y como estos afectan a otras sin reparo.


Durante años viví sin juzgar y sin preocuparme por lo que piensen o digan los demás. Me sentía bien, me sentía libre, me sentía empoderada.

Tenía amigos con que contar para hacer cualquier travesura o rebeldía. De verdad sentía que se había formado un lazo.

Con el tiempo y con la madurez me fui dando cuenta que pocas personas con la que me relacionaba me conocían verdaderamente o tomaban en cuenta mis sentimientos, claro, mientras estos les conveniecen.

Y es ahí cuando decido poner a prueba a las personas que me rodeaban siendo yo en mi máximo explendor, sin miedo a expresarme y analizando su comportamiento.


Es increíble el darse cuenta quienes te suman, quienes restan, y quiénes simplemente estorban.


El nivel de hipocresía que percibí por parte de mi supuesto círculo cercano me hizo replantearme mucho el saber elegir a mis amistades.


No sé si a eso se le dice madurar, abrir los ojos o simplemente dejar de ser tan inocente.


Es difícil vivir en un mundo o en un círculo dónde las personas solo se empeñan en ver o recordarte lo malo de tu comportamiento o de cada situación.


Y ese es el comportamiento, aunque duela decirlo, (y para algunos aceptarlo) del peruano promedio.


Ese peruano amante de los diarios y noticias chicha, que ven programas degradantes de horarios nocturnos. Que creen que esa es la realidad y normalizan el comportamiento de los actores, quienes se hacen llamar "comunicadores".


Siempre me sentí orgullosa de mi misma por tener sentido común y tomar mis propias decisiones en base a los límites que tenía, claro.


Y es ahí donde entiendo y trato de empatizar con estás personas que basan su vida en la hipocresia y el chismorreo... Pues, ¿que otros valores pueden haber percibido en su burbuja de malicia?


No voy a decir que no he pecado al juzgar de más o al ser sumamente crítica y tratar de anteponer mi punto de vista, pero es totalmente distinto a tratar de maquillar tus opiniones para no quedar mal. Tanta cobardía...


Es por eso que en este punto de mi vida agradezco abrir los ojos y alejarme de personas erradas de pensamiento y falsas.


Gracias a la vida y a dios, por el futuro grandioso que se avecina lleno de personas que disfrutan del vivir en armonía con sus pensamientos y con sus actos.


Gracias por enseñarme a identificar lo que necesitaba sanar en mi para no ser una más.


Gracias por hacerme dar cuenta que siempre di más.


Viviendo despacio y con intención.


Namasté.



 
 
 

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